El pasado
domingo 14 tuvimos la última salida de la temporada del CCC. Los valientes
fuimos Carlos López, Xavi Lorda y yo mismo, José Manuel Santín. A las 9:00 de
la mañana estábamos en Condal preparados para salir después de cargar las bicis
en una fantástica furgoneta Mercedes cedida amablemente por el hermano de Xavi.
Estuvimos esperando a Chris Froome, que también estaba apuntado, pero al final
no apareció. Por la tarde nos enteramos que la había liado en el Tour.
Ya en camino,
nos dirigimos hacia Tarragona, al pequeño pueblo de Renau, muy cercano al
pantano de Gaià. La ruta prevista era de 23 Km con salida y llegada en el mismo
Renau. A lo largo del recorrido pudimos disfrutar de los extensos viñedos del
Penedés y dos zonas muy boscosas donde la pista se convertía en un
divertidísimo sendero.
Pero antes de
llegar a Renau, el equipo del CCC tuvo que solucionar un percance: y es que
parte del parachoques trasero de la furgoneta se desprendió y quedó colgando de
forma peligrosa. Rápidamente entramos en boxes y lo arreglamos con gran
habilidad (un par de golpes y listo...). Llegados a la población del Catllar,
echamos mano de la telemetría que la organización había puesto a nuestra
disposición (el GPS del móvil) para llegar a Renau. Una vez en la población de
salida, nos preparamos para la aventura: bicis a punto, frutos secos y sobre
todo mucho líquido. Por supuesto antes de salir Xavi nos obsequió con un
fantástico café que acabó de engrasar la maquinaria. Estábamos preparados.
Los primeros
tramos de la ruta combinaban constantes subidas y bajadas por una pista muy
pedregosa que dificultaba bastante el pedaleo. Esta primera zona fue un buen
test para Carlos que empezó a cogerle el tranquillo a eso de las marchas, y un
par de subidas después quitó el plato grande. A partir del km 5 el terreno se
suavizó mucho. Avanzábamos rápidamente por las pistas. Atravesamos Nulles y
Vilabella haciendo alguna parada para hidratarnos y dejar constancia
fotográfica de la salida. Incluso comenzaba a soplar una refrescante brisa.
Éramos imparables. Pero no podía ser tan fácil. Un rato después de pasar el
pueblo de Vilabella Xavi sufrió un pinchazo. Refugiados bajo un algarrobo, nos
pusimos manos a la obra: quitamos la rueda, sacamos la cámara, miramos donde
estaba el pinchazo... sólo faltaba poner la cámara nueva y salir corriendo. Por
supuesto, todo buen ciclista sabe de la importancia de ir bien preparado con el
material técnico necesario. Y Xavi es un gran ciclista así que llevaba de todo:
una fantástica nevera con todo tipo de bebidas, cerveza, café, frutos secos y
hasta rosquillas. Lamentablemente la cámara de repuesto no cabía en la
nevera.Como somos un equipo, cedí gustosamente mi cámara y continuamos
adelante.
Después de
atravesar la vía del tren nos encontramos con el primero de los senderillos del
recorrido. Aquí Carlos se destapó como un gran bajador y los tres pedaleamos
con gran habilidad sorteando piedras, rocas, raíces y un grupo de jinetes.
Ahora teníamos que afrontar la subida a la presa del Pantano del Gaià. Eran los
momentos de máxima calor. Con un pedaleo constante fuímos ganando cota hasta
llegar arriba. Allí las vistas del pantano eran fantásticas. Sin embargo, como
se nos había acabado el agua decidimos no recrearnos demasiado en un paisaje
tan líquido.
Afrontábamos
los últimos 5 km. Entramos en el último sendero con las fuerzas un poco justas.
Gracias a los letreros informativos repartidos a lo largo del recorrido, supimos
que el tramo que estábamos haciendo estaba catalogado como "Recorrido
saludable". Esto me llenó de alegría: no sólo estábamos disfrutando de un
día inolvidable sino que además cuidábamos nuestra salud. Sin embargo los
rostros de Xavi y Carlos no reflejaban el mismo gozo y menos todavía un estado
físico saludable. Los últimos 500 m en subida parecían no acabar nunca. Pero
nada se resiste a los valientes del CCC. Con las últimas fuerzas que nos
quedaban alcanzamos nuestro destino y lo celebramos en la fuente del pueblo.
Después de refrescarnos en la furgoneta gracias a la nevera de Xavi y
nuestros patrocinadores habituales, decidimos ir a completar nuestro refrigerio
a la Secuita donde encontramos unas fantásticas instalaciones deportivas dignas
de un pueblo con una estación del AVE. Allí seguimos recuperando fuerzas y cayó
otra cerveza y unos fantásticos cafés frappé. Misión cumplida.
Jose Manuel Santín
PD. Las fotografías todavía estan en el proceso de revelado así que tardarán un poco más en estar disponibles, si con esto se os hacen los dientes largos esperad a ver las fotos.